Hace 5 días
21 de junio de 2008
Tres (2ª Parte)
- ¿Y bien? ¿Por qué me traes de nuevo a este cuchitril?...
- Aquello.. aquello fue en error - dijo él, esquivando su mirada.
- ¿Y eso lo has descubierto tu solito?
- No debió pasar.
- Pues pasó!! - dijo ella soltando su vaso que tenía apretado con las dos manos, como su rosario particular - y dime, ¿qué vas a hacer?. Porque es evidente que eres un cabrón o que no sabes lo que quieres. Cualquiera de las dos me jode. Sinceramente creo que eres un cabrón que no sabe lo que quiere.
El barman apagó la televisión y se tomó de un trago lo que le restaba de ron. Salió a la calle a estirar un poco la espalda y disfrutar de la calurosa noche de verano que estaba comenzando, hacía tres días que el verano había llegado oficialmente.
Conocía bien a aquel hombre que estaba en su local, tenía sitio reservado en la barra y en uno de los tres sofás de cuero negro, el del fondo a la izquierda, que ocupaba cuando la cosa se animaba. Solía llegar a su pub a las 2 de la mañana, cuando dejaba a su novia en casa y hacía de relaciones púvicas para su discográfica, pero esta vez había llegado 4 horas antes y acompañado. También la conocía a ella, hacía tres días la vio por allí.
- Me caso, ¿sabes? - dijo él.
- Eso decía tu mensaje. La debes querer mucho para hacer lo que hiciste conmigo. - La ironía de la mujer rebasaba las puertas del local y hacía reír al barman que disimuladamente estaba de espaldas a ellos mirando hacia la calle.
- No es eso... es que... bueno... tu estabas allí sabes todo lo que pasó.
- Sí, unas copas de más, las cosas se liaron, etcétera ¿no? - ella preparó esas palabras, justo las que él necesitaba.
- Eso es! - El hombre esbozó una sonrisa de liberación.
- ¿Acaso te crees que tu y yo pegamos? - dijo ella mirándose y mirándole. - ¿Acaso te crees que quiero explicaciones?. Una mujer también puede echar un polvo y al día siguiente no acordarse de la cara de su amante. ¿sabes? - ambos levantaron la vista.
El barman se giró rápidamente al oír un fuerte golpe. La puerta del WC estaba cerrada y en la mesa no había nadie. Sonrió y se giró para volver a contemplar la ciudad pasar.
Primero salió ella. - Que pase una buena noche!! - dijo él dueño del bar cuando pasaba delante suya, haciendo una reverencia con la cabeza. Al poco, salió él que se colocó en un taburete frente al barman que ya estaba de nuevo tras la barra.
- ¿Otro ron?
- Si, por favor.
- Que sean tres - dijo mirando a su alrededor como buscando a un tercer invitado - ¿Te vas a casar?
- Si.
- ¿Por qué?
- Porque mi novia es la única que me puede hacer feliz, y esa mujer - dijo señalando a la puerta por donde ella había salido - es la única que puede volverme loco.
- No quisiera estar en tu pellejo, aunque tampoco envidies el mio - el barman levantó los brazos mirando a su alrededor.
- Mejor es estar solo que pasar la vida sabiendo que te has casado con la mujer que te conviene pero amas a la que sería tu perdición.
- Tu caso y el mio son impares.
- ¿Impares?
- Impares y duros. Impar.Tres. - bebió un sorbo de ron y señaló un cartel verde con el nombre del local "El Tres". Acabó su copa y dio un trago a la tercera que había puesto.
- Dilo ya... ¿Impares? - volvió a repetir.
- ¿Qué es mas impar? ¿Un Trio de corazones o el Uno de Soledades?. Impares sin más.
Lycans Laqueus
19 de junio de 2008
Tres (1ª Parte)
Se encontraron de nuevo en aquel antro donde hacía poco se mordían los labios como dos locos a los que se les va la vida. Los dardos seguían clavados en el mismo lugar que hace tres meses, las botellas acumulaban polvo de tres años, ellos se conocían hacía tres días, tres.
El dueño del pub se hacía llamar barman, que era como si un ateo se hiciera llamar Dios. Tenía tatuajes azulados en los brazos, vestía vaqueros rotos y una camiseta de tirantes blanca; barba de tres días y ojeras de una vida entera.
Ambos hombres vestían parecido, el cliente llevaba camiseta negra y sus tatuajes eran algo más discretos, pero era evidente que ella, con sus vestido negro, sus zapatos de tacón y se peinado de peluquería de esa misma tarde, desentonaba del cuadro.
Mientras la pareja cruzaba el local, el barman limpiaba vasos que nunca estuvieron sucios y sin darle la mayor importancia a los primeros clientes que entraban, seguía abrillantando su peculiar vajilla.
Los dos se sentaron en la última mesa, uno frente a otro y custodiando las puertas del WC. El camarero puso los ojos en blanco, dejó sus quehaceres y con los brazos caídos se acercó a ellos.
- Qué desea la pareja? - Dijo, mientras ponía divertidamente pose de camarero estrella Michelin, dejando caer el trapo mugriento sobre su antebrazo.
- Lo más fuerte que tengas - dijo él.
- Um..., Ok, lejía para el caballero. Y para la dama? Aguarrás?
Ella sorprendida miró a su acompañante que sonrió y levantó las cejas y los hombros como gesto de complicidad al camarero. Cuando ella iba a contestar a semejante escena, él se adelantó. - un Legendario con hielo.
- Otro - dijo ella aliviada por el capote.
- Qué sean tres -dijo el barman mientras se dirigía detrás de la barra.
Los cristales tintados del local y la mugre que se acumulaba en ellos no dejaba entrar apenas luz; el local se iluminaba con tres lineas de fluorescentes amarillentos, aún así, estratégicamente no había luz en las esquinas donde se acomodaban los sofás negros, el único aparente toque de distinción del lugar.
Después de servirles las copas se dirigió a ellos con tono irónico - la próxima, si no le importa a sus excelencias se acercan a la barra a pedirla, son 18 euros - Recogió el dinero que ella puso sobre la mesa y se acomodó al otro lado del pub, se apoyó sobre la barra, acercó su copa y les ignoró liándose un porro.
- ¿Y bien? ¿Por qué me traes de nuevo a este cuchitril?...
Lycans Laqueus
El dueño del pub se hacía llamar barman, que era como si un ateo se hiciera llamar Dios. Tenía tatuajes azulados en los brazos, vestía vaqueros rotos y una camiseta de tirantes blanca; barba de tres días y ojeras de una vida entera.
Ambos hombres vestían parecido, el cliente llevaba camiseta negra y sus tatuajes eran algo más discretos, pero era evidente que ella, con sus vestido negro, sus zapatos de tacón y se peinado de peluquería de esa misma tarde, desentonaba del cuadro.
Mientras la pareja cruzaba el local, el barman limpiaba vasos que nunca estuvieron sucios y sin darle la mayor importancia a los primeros clientes que entraban, seguía abrillantando su peculiar vajilla.
Los dos se sentaron en la última mesa, uno frente a otro y custodiando las puertas del WC. El camarero puso los ojos en blanco, dejó sus quehaceres y con los brazos caídos se acercó a ellos.
- Qué desea la pareja? - Dijo, mientras ponía divertidamente pose de camarero estrella Michelin, dejando caer el trapo mugriento sobre su antebrazo.
- Lo más fuerte que tengas - dijo él.
- Um..., Ok, lejía para el caballero. Y para la dama? Aguarrás?
Ella sorprendida miró a su acompañante que sonrió y levantó las cejas y los hombros como gesto de complicidad al camarero. Cuando ella iba a contestar a semejante escena, él se adelantó. - un Legendario con hielo.
- Otro - dijo ella aliviada por el capote.
- Qué sean tres -dijo el barman mientras se dirigía detrás de la barra.
Los cristales tintados del local y la mugre que se acumulaba en ellos no dejaba entrar apenas luz; el local se iluminaba con tres lineas de fluorescentes amarillentos, aún así, estratégicamente no había luz en las esquinas donde se acomodaban los sofás negros, el único aparente toque de distinción del lugar.
Después de servirles las copas se dirigió a ellos con tono irónico - la próxima, si no le importa a sus excelencias se acercan a la barra a pedirla, son 18 euros - Recogió el dinero que ella puso sobre la mesa y se acomodó al otro lado del pub, se apoyó sobre la barra, acercó su copa y les ignoró liándose un porro.
- ¿Y bien? ¿Por qué me traes de nuevo a este cuchitril?...
Lycans Laqueus
17 de junio de 2008
Me pides que te odie
Me pides que te odie
y te odio con todas mis fuerzas
pero no es suficiente para hacerte un poema.
Qué fácil sería si me pidieras que te olvidara!!
qué fácil poder llegar a amarte,
qué fácil convertir tus lágrimas en estrellas
y en esa noche acurrucarte.
Qué fácil si me exigieras una luna!!
qué fácil sería ignorarte,
y vaciar mi vida de esta pena...
llegando a tu encuentro tarde.
Qué fácil es no poder alcanzarte...
pero me pides que te odie
te odio!
pero no es suficiente para hacerte un poema.
Lycans_Laqueus
y te odio con todas mis fuerzas
pero no es suficiente para hacerte un poema.
Qué fácil sería si me pidieras que te olvidara!!
qué fácil poder llegar a amarte,
qué fácil convertir tus lágrimas en estrellas
y en esa noche acurrucarte.
Qué fácil si me exigieras una luna!!
qué fácil sería ignorarte,
y vaciar mi vida de esta pena...
llegando a tu encuentro tarde.
Qué fácil es no poder alcanzarte...
pero me pides que te odie
te odio!
pero no es suficiente para hacerte un poema.
Lycans_Laqueus
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