Mis sábanas roban su olor
mi olor, nuestro sudores.
Mi lengua a lametazos la busca
la ansía, la moja.
No es cama extraña
ni antiguos estos ardores.
Pone mis manos en su boca.
su vientre y sus pechos.
Sentada en mi me ordena,
me alienta, me araña,
me pide, me excita,
me arranca los excesos.
Me deja que la muerda
y la marque todo el cuerpo.
Gritamos, llegamos,
se viste y desaparece .
Deja para "sus enamorados"
los momentos tiernos.
mi olor, nuestro sudores.
Mi lengua a lametazos la busca
la ansía, la moja.
No es cama extraña
ni antiguos estos ardores.
Pone mis manos en su boca.
su vientre y sus pechos.
Sentada en mi me ordena,
me alienta, me araña,
me pide, me excita,
me arranca los excesos.
Me deja que la muerda
y la marque todo el cuerpo.
Gritamos, llegamos,
se viste y desaparece .
Deja para "sus enamorados"
los momentos tiernos.
Me quedo cambiando la cama y cerrando ventanas.
Llegó hace dos hora y se acaba de marchar después de habernos torturado a placer. Ya lo sabemos, lo nuestro es imposible (inservible) y sin embargo nos buscamos para golpearnos fuerte cuerpo contra cuerpo.
Sabemos que no nos provocamos efectos secundarios, no preguntamos ni nos preguntamos, (tampoco responderíamos), no miramos para atrás ni nos dejamos resaca o remordimientos, tan solo marcas en el cuerpo y manchas en la cama.
Siempre me sorprende con los colmillos afilados y el cuerpo vibrando.
Tengo la certeza de que me huele, esté donde esté y eso no sería un problema si no fuera porque yo también huelo el deseo, las pieles que resbalan ganas de gozar y nos acabamos encontrando al girar una esquina o abrir una puerta.