Ceguera I

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En el cielo se cruzaban los misiles de ambos bandos, silbando como saludándose. Dos semanas de guerra.Era de noche. Mientras las tropas daban cuenta de su rancho. El sargento se sentó junto al rehén y le ofreció un cigarrillo. Éste lo aceptó.

- ¿Bastardo!!, por qué lucháis?
- Por la ceguera.
- ¿Qué carajo dices?
- Lo que todas las guerras, ceguera - dio una breve calada al cigarro, justo al separar sus labios del filtro, una bomba cayó a unos 1500 metros de ellos. Todo el regimiento se tapó como pudo, unos la cena, otros los oídos, otros el rostro,... hasta que el ruido y la metralla dejaron de vagabundear por el aire.

- Joder!! ¿eso era amigo o enemigo? -gritó el sargento quitándose el polvo de los hombros. Los soldados le miraron encogiendo los hombros algunos, ignorándole otros. Ante la ausencia de respuesta se giró de nuevo al rehén.

- Así que... ceguera ¿no? - dijo el sargento mientras se atusaba la perilla.
- Ceguera. Tu y yo luchamos por ceguera.
- Joder!! Bastardo, que me cuelguen de los huevos si te entiendo!!
- Un señor en un despacho ha decidido que un territorio le pertenece porque hace 500 años ellos estaban allí. Otro, en el otro hemisferio dice que ellos estuvieron allí hace 1.000 años. Otro dice que ellos fueron los primeros en llegar hace 2.000 años. ¿Hasta donde nos podríamos remontar para saber a quién le pertenece una tierra?
- Eso es territorialidad, bastardo!!
- ¿A quién le pertenece cada trozo de tierra? ¿Quién decidió eso? ¿No sería mas lógico que cada uno fuera dueño de lo que cultiva, de lo que amasa o de lo que construye, en vez de serlo de lo que arrasa?
- Machote!! aquí las preguntas las hago yo!! - le dijo el sargento mientras le señalaba, con el dedo índice, las esposas que le sujetaban los pies - ¿Me quieres decir que si yo me cago aquí, en medio de este trozo de tierra, es mía?- Los soldados que estaban alrededor se echaron a reír.
- Si nadie mas lo quiere, es tuya.
- ¿Y si alguien más la quiere?
- Depende de tu cegue... - No le dio tiempo a acabar la frase. El sargento con la mano abierta le dio una colleja que casi hace que cayera de bruces.
- Bastardo!! ¿te quieres reír de mi?

Cuando el rehén iba a contestar un nuevo misil cayó a 100 metros de donde el regimiento se encontraba.Unos se tiraron al suelo, otros se quedaron mirando, otros se mearon en los pantalones, pero esta vez, cuando todos esperaban el estruendo y la polvareda, la bomba no detonó.
- Me cago en San Agustín!!! eso es amigo, es fuego amigo!!! Gritó el Sargento que se había escondido detrás del rehén - Radio, Radio!!! llamadme a esos cabrones de la VI Delta, decidles qué estamos aquí o nos van a meter uno de esos por el ojete!!!! -
Un soldado pelirrojo y espigado se levantó y se dirigió a su tienda para cumplir las órdenes recibidas, un par de zapadores inspeccionaban el misil y el resto acababa la cena con mas miedo en el cuerpo que hambre. El Sargento volvió a tomar asiento junto al rehén.

- Responde. ¿Y si alguien más la quiere?
- Es curioso que nadie se preocupe por un trozo de tierra cagada y que si lo hagan por un trozo de tierra con un pozo petrolífero, una mina de oro o un puerto de mar estratégico.
- Y... ¿qué ocurre con las guerras por la fe? - el Sargento le dio otro cigarrillo encendido y se encendió el otro.
- La fe también ciega.

Ambos callaron durante unos instantes y se acabaron sus cigarros - Necesito mear - interrumpió el rehén.
El Sargento lo levantó de los hombros y caminaron unos 100 pasos, justo debajo de un foco. - Aquí - le dijo mientras le encañonaba con la pistola por la espalda.


Un nuevo silbido. Un ruido ensordecedor. Un misil cayó en el centró del campamento matando a la mayoría de soldados, hiriendo de muerte al resto que gritaba como llamando a sus miembros amputados. Los dos contertulios, ilesos, se giraron y miraron atónitos como el suelo y el cielo se habían teñido de rojo.

- Ceguera - dijo el Sargento mientras su mano temblorosa dejó caer la pistola.
- Ceguera - respondió el rehén con un nudo en la garganta.