
Sobrevive con su vida etílica
a sus propias risas falsas...
y calla.
Recoge las migajas de las borracheras,
los gestos que huyen ...
y otorga.
Se ofrece de almohada de sueños de otro..
En soledad su alma destroza.
Se siente como una débil lluvia...
que no consuela...
ni moja.
No acepta para sí las palabras a los ojos;
recoge los restos...
y calla.
Repite silencios,
olvida promesas frente al espejo...
y otorga.
Ella le castiga con momentos y atenciones
pero nunca probará su boca preciosa
que siempre será de otro
mientras él... no la muerde, besa, prueba...
ni goza.
L. Laqueus